sábado, 12 de noviembre de 2011

Fluido.



¿No es que en la actividad sexual hay un estado de libertad total?. Intelectualmente somos imitativos, no somos creativos, somos seres de segunda o tercera mano; repetimos lo que otros nos han dicho, repetimos nuestros insignificantes pensamientos. Ahí no somos seres activos, creativos, libres; y emocionalmente, carecemos de pasión, no tenemos intereses profundos. Podemos ser entusiastas, pero eso se desvanece pronto; no existe una pasión sostenida, y nuestra existencia es más o menos mecánica, una rutina cotidiana. Dado que ésta es una vida de reacciones repetitivas que son mecánicas en lo intelectual, en lo tecnológico y más o menos en lo emocional, esta única otra actividad adquiere, naturalmente, una importancia extraordinaria. Si intelectualmente hubiera libertad y si uno tuviera fuego, pasión profunda, entonces el sexo tendría su propio lugar y se volvería bastante poco importante. No le asignaríamos un significado tan tremendo, tratando de encontrar el nirvana por medio del sexo, o pensando que gracias al sexo llegaremos a tener una unidad completa con toda la humanidad.
—Jiddu Krishnamurti en “Sobre el amor y la soledad”

3 comentarios:

mariajesusparadela dijo...

Fluir, fluir.
A veces, ¡quién pudiera!

Eastriver dijo...

A veces buscamos la libertad donde menos vamos a encontrarla. Meditar sobre todo ello puede acercarnos a nuevas y necesarias perspectivas.

emejota dijo...

Ya decía que me sonaba familiar... es Krishnamurti. Gracias por traerlo por aquí. Beso.