domingo, 5 de diciembre de 2010

El lado activo del infinito



SINTAXIS

Un hombre mirando fijamente sus ecuaciones dijo que el universo tuvo un comienzo. Hubo una explosión, dijo. Un estallido de estallidos, y el universo nació. Y se expande, dijo.
Había incluso calculado la duración de su vida: diez mil millones de revoluciones de la Tierra alrededor del Sol.
El mundo entero aclamó; hallaron que sus cálculos eran ciencia.
 Ninguno pensó que al proponer que el universo comenzó, el hombre había meramente reflejado la sintaxis de su lengua madre; una sintaxis que exige comienzos, como el nacimiento, y desarrollos, como la maduración, y finales, como la muerte, en tanto declaraciones de hechos. 
El universo comenzó, y está envejeciendo, el hombre nos aseguró, y morirá, como mueren todas las cosas, como él mismo murió luego de confirmar matemáticamente
la sintaxis de su lengua madre.

LA OTRA SINTAXIS

¿El universo, realmente comenzó? ¿Es verdadera la teoría del Gran Estallido? Éstas no son preguntas, aunque suenen como si lo fueran. ¿Es la sintaxis que requiere comienzos, desarrollos y finales en tanto declaraciones de hechos, la única
sintaxis que existe? Ésa es la verdadera pregunta. 
Hay otras sintaxis. 
Hay una, por ejemplo, que exige que variedades de intensidad sean tomadas como hechos. 
En esa sintaxis, nada comienza y nada termina; por lo tanto, el nacimiento no es un suceso claro y definido, sino un tipo específico de intensidad, y asimismo la maduración, y asimismo la muerte. 
Un hombre de esa sintaxis, mirando sus ecuaciones, halla que ha calculado suficientes variedades de intensidad para decir con autoridad que el universo nunca comenzó y nunca terminará, pero que ha atravesado, atraviesa, y atravesará infinitas fluctuaciones de intensidad.
Ese hombre bien podría concluir que el universo mismo es la carroza de la intensidad y que uno puede abordarla para viajar a través de cambios sin fin. Concluirá todo ello y mucho más, acaso sin nunca darse cuenta de que está meramente confirmando la sintaxis de su lengua madre.

12 comentarios:

Ahab dijo...

Apenas puede decirse nada, como tampoco, saberse nada.

Me gustó el texto, y lo que plantea.

Podíamos tambien obviar el "cuando": cuando, donde; el pasado y el futuro mismos, al igual que todo lo demás, no dejan de ser concepciones nuestras.

Tanto la ciencia (con las operaciones matemáticas), consigue enlazar procesos, "hacer que funcionen": comprobarlos; no puede explicar el origen de nada en absoluto tampoco. Porque ella misma se basa en conceptos que alcanza la mente humana; esto mismo demuestra que cuando aparece un ser humano con una gracia especial para el pensamiento(Newton, Ainstein etc..) desvele misterios, el nuevo misterio revelado, no es más que el velo de otro misterio mayor. Y así por la eternidad. La inexistente eternidad.

abrazos

Stalker dijo...

Pensar en un comienzo, motor inmóvil accionado por un deus ex machina, es una de las supersticiones más arraigadas de nuestro viejo racionalismo etnocéntrico. Más concretamente, una superstición del origen. Los sistemas de pensamiento orientales propusieron sistemas cíclicos: el universo como una respiración infinita, sin principio ni fin.

En Occidente, desde Aristóteles hasta la escolástica y la astronomía moderna, se optó por un inicio: se aureoló de prestigios a la singularidad y a partir de ahí, hemos cargado con esa ceguera.

Hay otras formas de pensar, por suerte,

salve

tula dijo...

Ahab: eso mismo pienso, somos nuestra medida y solo comprendemos lo humanamente posible.
un abrazo.

tula dijo...

Stalker:
Si, supongo que es la linealidad del pensamiento o creencia occidental.
Si prestamos atención al adoctrinamiento infantil, todo tiene principios y finales
y la buena nueva es que es posible salir de esa rueda.
un abrazo.

mariajesusparadela dijo...

Me da igual si es ciencia o filosofía. Para mi, la única verdad es la duda.
Desde ella se llega siempre a ...¿ningún sitio?

Adriana dijo...

encantador!

Mercedes Thepinkant dijo...

Atrapados por la sintaxis, que es poco menos que decir que estamos atrapados por la mente. Esa herramienta evolutiva que nos ha servido para hacer muchas cosas pero que, irremediablemente, nos empeñamos en usar para entender lo que está fuera de su alcance. Así que nuestra mente cataloga, archiva, encajona y juzga sin ton ni son todo lo que le es ajeno, todo lo que está más allá de su entendimiento dual y lineal.

Es como aquello de que el corazón tiene razones que la razón no entiende.

Me parece que me he ido un poco del tema.

Besos

Camino a Gaia dijo...

También podemos abordar la sintaxis de la geometría. ¿Tuvo el tiempo un comienzo? ¿Tiene sentido hacer tal pregunta?
¿Podemos concebir las variaciones de intensidad como sintaxis de una topología?
Si la única verdad es la duda ¿no debería entonces llevarnos su búsqueda a la humildad?

Fackel dijo...

Pero la/s sintaxis/s evoluciona/n, cambian, transcienden, no paran. Pon el verbo que quieras, todos pueden ser válidos. O insuficientes. La cuestión reside en que el universo es, cuando no existía el hombre y cuando existe, malgré nous. ¿El problema, que no necesariamente lo es? Que nosotros somos esa porción de universo a la que llamamos especie humana y que buscamos interpretar, indagar o tener algún tipo de visión sobre lo existente. Entiendo y acepto un lenguaje a través del que nos aproximamos al universo cuando intentamos explicar procesos científicos (siempre limitados, siempre que no bastan, siempre cortitos, pero que no paran tampoco) Entiendo pero me cuesta aceptar que se estructure pensamiento y dominación en base a la limitación de ese tipo de conocimientos. Lo que se produce, lo que nace y muere, siempre son fases de ese proceso imparable con intensidades diversas. Bien dices, pues. Ver al hombre (o cualquier especie) y su acontecer es muy bonito si lo vinculamos con el Todo. Por otra parte, para mi necesidad de vivir y de prospectar, por lo tanto, no preciso de comerme el coco sobre si hubo principio del universo. Nos iba a dar igual. Y de momento, todo es visión humana. Acaso no lleguemos nunca a desentrañar ese Todo complejo y nuestra especie desaparezca antes o bien mute. También nos debería dar igual. Hay otras urgencias por descifrar. Si la propia evolución de la historia humana nos llevará a una ruptura o exterminio del planeta, por ejemplo. Urgencia a la que hacer frente. La carrera armamentista nuclear en el mundo es bestial y los sistemas productivos y de consumo altamente destructivos. ¿Quién pone el cascabel al gato?

emejota dijo...

Llego tarde, pero espero, siempre espero, y cambio, siempre cambio hasta que me disipo.

Ofelia Gasque Andrés dijo...

El símbolo del infinito es la geometría que mejor expresa la idea de que no hay principio ni final. O colocar un espejo delante de un espejo y atreverse a mirar y navegar en él.
Un abrazo*

RAB dijo...

Tula, tu post me ha inspirado otro especialmente dedicado. Es un poco una coña, pero Castaneda siempre da que pensar...
:+